Cuando Analía97 era niña, su abuela le dijo que tenía un poder secreto: podía moldear la realidad con una sonrisa. En aquel entonces, no entendió muy bien, pero, cuando la sonrisa se le escapó por primera vez, las montañas se desplomaron y los relojes comenzaron a correr en sentido contrario.
Probó otra sonrisa, más grande, y toda la ciudad quedó atrapada en un sol que nunca se ponía. El día siguiente nunca llegó. En lugar de tener miedo, Analía97 comenzó a jugar. Cambió las estaciones del año como quien cambia de camiseta, multiplicó la luna hasta que todos los habitantes del planeta se olvidaron de que había solo una.
Un día, decidió hacer desaparecer el océano. Solo por diversión. Un par de días después, la gente comenzó a olvidarse de qué se trataba el agua. Y ella siguió sonriendo.
Luego, intentó jugar a ser un dios sin restricciones. Pero pronto se dio cuenta de que el juego era más peligroso de lo que imaginaba: cada vez que cambiaba algo, perdía un pedazo de sí misma. Al final, se dio cuenta de que el poder de crear también llevaba consigo el poder de perderse.
Analía97 ahora viaja entre los pliegues del tiempo, buscando recuperar las piezas de su existencia que dejó atrás. O tal vez, ya se olvidó de qué estaba buscando.
Texto generado por ChatGPT en respuesta a interacciones personalizadas.
Cortesía de OpenAI.
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“Garabatos de palabras y locuras garabatosas.”